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25N: entre la impunidad, la memoria y la lucha por vivir sin miedo

  • Foto del escritor: We Love Villavo
    We Love Villavo
  • hace 24 horas
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: hace 13 horas


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Cada 25 de noviembre, la humanidad recuerda y denuncia la violencia ejercida contra las mujeres en todas sus formas. La fecha rinde homenaje a las heroicas Patria Mirabal, Minerva Mirabal y María Teresa Mirabal, asesinadas en 1960 en la República Dominicana por la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo —un acto que simboliza la brutal violencia patriarcal. Ese día también se asocia con el movimiento Revolución de las Rosas, un clamor internacional contra las violencias —incluida la obstétrica— que siguen sufriendo las mujeres.


La celebración tiene sus raíces en el primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe en 1981, en Bogotá, donde se decidió marcar el 25 de noviembre como una jornada de memoria y denuncia. En 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la fecha oficialmente mediante la resolución 54/134, reconociendo la violencia contra la mujer como “todo acto basado en la pertenencia al sexo femenino” que cause daño físico, sexual o psicológico —privación de libertad, amenazas, coacciones— tanto en la vida pública como privada.


Violencia de género: una epidemia global y estructural


Las cifras recientes elaboradas por organismos internacionales alertan sobre la magnitud del problema:


  • Según los datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), en las Américas 1 de cada 3 mujeres mayores de 15 años ha sufrido violencia física o sexual en algún momento de su vida.

  • En particular, 1 de cada 4 mujeres de entre 15 y 49 años ha sufrido violencia física o sexual por parte de una pareja íntima al menos una vez.

  • En el ámbito global —según UNFPA— cerca de 1 de cada 3 mujeres, es decir, aproximadamente 736 millones de mujeres y niñas, han sido víctimas de violencia de pareja, violencia sexual por no pareja o ambas durante su vida.

  • En 2023, se documentaron cerca de 51 100 asesinatos de mujeres y niñas en el ámbito del hogar o perpetrados por pareja o familiar, es decir, un promedio de unas 140 mujeres asesinadas cada día en el mundo por su condición de género.

Estos datos muestran que la violencia hacia las mujeres no es una realidad marginal ni excepcional: es un fenómeno estructural, difundido, que atraviesa edades, clases sociales, regiones, culturas.


Además, la violencia de género no se limita a lo físico o lo sexual: también incluye violencia psicológica, económica, simbólica, institucional, obstétrica, digital —formas muchas veces invisibles pero igualmente dañinas.



América Latina y Colombia: una realidad dramática


La región —y países como Colombia— muestran cifras especialmente preocupantes. En un estudio reciente, se reporta que en Colombia el 64% de las mujeres ha vivido violencia psicológica, y en Ecuador el 57 %, lo que evidencia lo extendido de las violencias no físicas.


Más allá del maltrato: los asesinatos por motivo de género siguen siendo alarmantes. Según notas periodísticas recientes, entre 2015 y 2024, sólo en Colombia se registraron más de 6.000 muertes violentas de mujeres, muchas de ellas tipificadas como feminicidios.


Organizaciones de derechos humanos advierten que la impunidad persiste, que muchas víctimas no logran acceder a justicia, y que las políticas públicas siguen siendo insuficientes para enfrentar la crisis.


Claves para avanzar: educación, justicia, políticas públicas transformadoras


Las cifras son abrumadoras —pero múltiples organismos internacionales coinciden: es posible cambiar esta realidad. La erradicación de la violencia de género exige respuestas integrales:


  • Programas de prevención desde la educación, con enfoque de género, para deconstruir estereotipos desde la infancia.

  • Respuesta efectiva de la justicia: sancionar agresores, garantizar protección a víctimas, romper la impunidad histórica.

  • Políticas públicas integrales, sensibles a género, con inversión en salud, protección, refugios, atención psicosocial y educación.

  • Reconocimiento de todas las formas de violencia: física, sexual, psicológica, económica, simbólica, obstétrica o digital. No basta con visibilizar solo las formas más visibles.



25N: Memoria, exigencia y lucha sin tregua


Este 25 de noviembre, mientras se conmemora el valor de las hermanas Mirabal y se visibiliza la lucha del movimiento Revolución de las Rosas —y otros colectivos feministas—, los datos recientes nos recuerdan por qué es urgente actuar.


La violencia contra las mujeres sigue siendo una crisis global de derechos humanos. Las cifras muestran que millones de mujeres conviven con miedo, sufrimiento, dolor, y, en el peor de los casos, pierden la vida por el simple hecho de ser mujeres.


Este día no es sólo de memoria: es de exigencia. Exigencia de justicia efectiva, de políticas públicas reales, de educación con perspectiva de género, de una transformación profunda de las relaciones de poder.


Porque ninguna mujer debería vivir con miedo. Ninguna mujer debería ser víctima por su género.

 
 
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