Miguel Roa Iregui, uno de los artistas llaneros más destacados de la Orinoquía
Miguel Roa Iregui es considerado uno de los artistas más destacados de la Orinoquía colombiana. Durante 36 años ha plasmado en cada una de sus obras la naturaleza y la riqueza ecosistémica del llano, su patria chica que ama tanto como al arte.
Nació en la puerta al llano en 1955 y desde que tiene uso de razón recuerda haberse interesado por las expresiones estéticas, sin embargo, fue su padre José Vicente Roa quien lo motivó a continuar desarrollando su creatividad, motivo por el cual sus primeros trazos fueron realizados a la corta edad de 7 años, mientras que a los 14 ya había vendido sus primeras creaciones.
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Es profesional en arquitectura y en publicidad, sin embargo, la pintura siempre estuvo presente en su vida, como una forma de manifestar sus sentires, de comunicarse con el mundo que lo rodeaba y de darle sentido a sus días, porque contrario a muchos él “vive para pintar, no pinta para vivir”.
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A pesar de que realizó sus estudios básicos y profesionales en la capital del país, tuvo una estrecha relación con los llanos colombianos, porque desde los 12 años visitó la tierra del joropo con regularidad y grabó en su memoria la belleza paisajística de la región, lo que posteriormente le sirvió como fuente de inspiración.
En 1980 llegó a Europa y se profesionalizó por el Ministerio de Cultura de Francia en el Palacio de Bellas Artes de París. Roa Iregui recuerda ese viaje como uno de los más relevantes y el causante de su ahora enfoque artístico.
“Para esa época yo dibujaba la guerra, pero hubo consejos de grandes maestros como Ómar Rayo Reyes y Fernando Botero Angulo, quienes me ayudaron a cuestionarme la razón por la que pintaba la guerra, si estamos inmersos en ella y yo había hecho un viaje hermoso de joven al Orinoco, cuando tenía 25 años, recuerdo que me inspiró” explicó el ilustre artista llanero.
Se estableció en Villavicencio en 1980 y desde entonces realiza obras públicas, las cuales considera un deber moral. Para el pintor villavicense es una forma de crear arte para toda una región y de paso propiciar sentimientos de arraigo cultural y sentido de pertenencia.
Miguel ha realizado 25 obras públicas; 17 esculturas y ocho murales. En el departamento del Meta encontramos algunas como: Colonos de Gramalote, un óleo ubicado en el edificio de la Gobernación; La Puerta al Paraíso en Puerto Gaitán; “La bienvenida llanera”, la obra pictórica sobre tabletas de cerámica más grande del país, la cual estaba ubicada en el centro comercial Mercado Popular Villa Julia; el mural Villavicencio ubicado en la biblioteca Germán Arciniegas; y El Obelisco en Puerto López, uno de sus creaciones más representativas.
“El obelisco, es la obra más simbólica que he realizado porque es el centro geográfico de Colombia y un sitio que desde niño recorrí con mi padre en esos viajes al llano profundo. Para mí el Alto De Menegua es un premio dado por Dios al llano”, explicó.
Miguel pinta todos los días, investiga y continua en la búsqueda de ese lenguaje que transporta al espectador a un mundo de fantasía donde predomina los colores verdes del piedemonte llanero. En sus obras siempre incluye las hojas de “hoja rota” u “balazo”, así como la bandera de Colombia, como una forma de ratificar su amor por sus orígenes.
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Otros de sus grandes aportes ha sido el Taller Arte y Objetos Roa Iregui, ahora llamado, Roa Iregui S.A.S, el cual es autosostenible y fue creado hace 30 años para generar procesos de formación integral a quienes no tienen la oportunidad de financiar una carrera en Bellas Artes, pero que logran desarrollar un oficio artístico hasta convertirse en dignos representantes del arte llanero.
Son aproximadas 4 mil pinturas, 400 en gran formato, así mal contadas, 33 años de entrega y dedicación a lo que él considera su pasión, con la cual se siente comprometido, razón por la cual pinta todos los días para producir tres cuadros anuales, con tal precisión y perfección como si fuera el último.