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El Tuy | Mitos y leyendas del llano


El relato de un pequeño duendecillo, que montado en un cerdo blanco, recorre los caminos sabaneros en compañía de su perro compañero, mientras emite un particular silbido: «¡tuy, tuy, tuy!», hace parte de la tradición oral de la extensa llanura colombiana.


Cuentan los llaneros de mayor edad que este singular momo tiene el aspecto de un muchachito, vestido con pantalón corto y un sombrero de gran tamaño, que le cubre casi por completo el rostro. Su aspecto no da miedo y tampoco es maligno, por el contrario, es como un niño juguetón que se divierte en el campo, pero que se enfurece si se pierde su marrano.


No es de extrañarse que en las fincas o casas campesinas se escuche la algarabía de los puercos en el chiquero, pues se trata del travieso duende que, en busca de su chancho extraviado, azota al que encuentre a su paso.


El Tuy como es conocido, lleva consigo un bastón de oro que le otorga la invisibilidad a los ojos de los adultos. Sin embargo, su presencia se hace evidente, cuando deja el rastro de sus pilatunas.

"él no le hace daño a nadie, pero les gusta por ejemplo a las bestias que tienen estas mechas largas, tejerle clinejas (trenzas). Por la mañana aparecía el caballo o la yegua con esas clinejas y decían que se trataba del duende, que se estaba divirtiendo”, Hugo Mantilla, escritor e historiador araucano, recuerda al respecto.

Contrario a la tradición oral que popularmente se asocia a lo malvado, en este caso tiende a ser un personaje amistoso, como recuerda Walter Silva, reconocido cantautor de música llanera:

“El que más se parece al espanto de los niños es el Tuy. Lo conozco como el que se lleva a los niños a jugar al monte y entonces a uno le decían: “Se come la sopa o se lo llevo al Tuy”, aun así, el duende no era malo, era pana, como un amiguito”.

Algunos dicen que solo se enfada cuando se pierde su bastón. Quien se intente quedar con el artefacto de valor puede recibir por parte del duende una garrotera que deja en cama al ambicioso desafortunado.


Agradecimientos al escritor e investigador Hugo Mantilla Trejo, quien ha aportado información para la construcción de Mitos y leyendas del llano. Redacción y recopilación de información Saida Niyireth Rodríguez Garzón. Ilustración realizada con bolígrafos por el artista Oscar Mancera.



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