Hospital Monfort, el primer establecimiento en atender a los llaneros enfermos
Villavicencio actualmente tiene centros médicos que cuentan con muchas camas, así como con medios e instalaciones que hace parte de una serie de departamentos médicos, quirúrgicos y especiales, que satisface medianamente las necesidades de la ciudad, sin embargo, no siempre fue así.
Para el año 1906 no existía ni un solo establecimiento destinado para la atención y asistencia a enfermos. Fue para esa fecha que llegó de Francia la enfermera y Hermana de la Comunidad de las Hijas de la Sabiduría, Sor Clotilde de Jesús, quien observó con preocupación la carencia de servicios médicos.
Sor Clotilde era la representación del altruismo, ya que se dedicó a atender a los enfermos, desde sus casas y con los medicamentos que había traído desde su país natal. Para conseguir recursos y continuar con sus labores solidarias pedía limosna en un canasto y así conmovió a los políticos de la época.
La historia dice que, debido a la lucha titánica de la enfermera por garantizar la salud en el municipio, el reverendo padre Juan Bautista Arnaud y al Alcalde Heliodoro Moyano, se motivaron y organizaron en el año 1909, una colecta voluntaria, con el fin de reunir fondos para la construcción de un hospital de caridad.
Aquellos recursos donados por los mismos habitantes los domingos, en la plaza pública fueron utilizados para dar inicio a la obra el día 20 de julio de 1910, cuando se colocó la primera piedra. A partir de ese momento se organizaron rifas y bazares para culminar la construcción.
“El 1 de Julio de 1910, se reunieron en una oficina de la Administración de Hacienda Intendencial, para constituir la Junta de Beneficencia que se encargaría de la construcción y administración del futuro Hospital, las siguientes personas: Reverendo Padre Arnaud, Párroco de Villavicencio; Heliodoro Moyano, Alcalde de Villavicencio y Pedro M. Matiz, Intendente”, escribió Armando Corredor Castell, en el libro Los Forjadores de Villavicencio.
El 11 de noviembre de 1911, se inaugura formalmente el Hospital Monfort, nombre que recibió en honor a San Luis María Gignon de Monfort, el fundador de los padres Montfortianos y de las Hermanas de la Sabiduría.
La edificación contaba con muros de adobe y cubierta en teja de barro. Los salones eran de 36 metros cuadrados cada uno, dos de ellos servían de capilla y botica.
“El lote lo donó don Baronio Arciniegas, propietario de los terrenos adyacentes. La piedra con sus inscripciones se incorporó a uno de los muros interiores, a la altura del zócalo, y de ella no queda hoy ningún vestigio, salvo que repose enterrada debajo de lo que fue demolido”, escribió el abogado y escritor villavicense Carlos Burgos Moyano, en Los Forjadores de Villavicencio.
El 31 de agosto de 1917 Villavicencio vivió una brusca sacudida cuando un terremoto de 6,9 en la Escala de Richter y cuyo epicentro fue Acacías, sacudió la región durante 15 segundos, afectando las edificaciones de la ciudad, entre ellas el Hospital Monfort.
El sismo dejó como resultado grietas y goteras que exigieron su reparación y el cambio de las tejas de barro por láminas de zinc, ya que en el temblor las tejas se vinieron abajo. Para las reparaciones fue necesario volver a realizar las recolectas y los bazares.
“Hay, hacia el suroeste de la población, sobre una colina que domina las vertientes y planicies vecinas, un hospital de un solo pabellón que tiene dos salones para enfermos y siete piezas para el servicio interno del mismo. Allí, bajo ese alero, se mitigan las angustias del alma creyente con la dulce esperanza brotada de los labios del pastor, y los dolores del cuerpo con la pócima saludable”, escribió el médico Uladislao Prieto para la edición No. 1.000 del Eco Oriente.
Durante varios años, los primeros del funcionamiento del hospital, solo se atendían a los hombres, debido a la falta de recursos y espacios. Luego de varias donaciones y actividades para recaudar fondos en 1939 se construyó el pabellón materno infantil.
Y en la década en la década del cuarenta se dio al servicio el pabellón de pensionados para los pacientes con recursos económicos. Posteriormente se construyó la sala de operaciones, el pabellón de niños y la capilla.
En 1943 fue evidente e insoportable la reducida capacidad del hospital, debido a que diariamente crecía la demanda por el alto grado de enfermedades endémicas (paludismo, anemia, etc.) y un mayor número de accidentes con heridas de toda clase.
“Cuando yo lo conocí quedaba enseguida del colegio La Salle y allí estaban los mejores doctores y las enfermeras eran las mismas monjas monfortianas. Para aquella época ya era muy pequeño para Villavicencio y para los llanos porque era el único hospital que existía”, recordó Néstor Restrepo Roldán, director ejecutivo del Comité Cívico.
Como la mayoría de las veces fue la ciudadanía la que donó el dinero para la construcción de una sede aún más grande y que respondiera a las necesidades del municipio y del departamento.
En 1967 se presentó la fusión del Hospital Monfort con el Hospital General de Villavicencio y luego de 8 años se constituyó como lo conocemos hoy como Hospital Departamental de Villavicencio con el Decreto 350 del Gobierno Nacional.
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