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We Love Villavo

La plaza de San Isidro fue el lugar de encuentro para los toreros


Antes de los primeros rayos del alba los vendedores informales de la plaza San Isidro se apropian del espacio público para exhibir las verduras que ofrecen a los villavicenses diariamente.


En este lugar las calles siempre están abarrotadas de carrozas con variedad de productos. Ya es tan común ver a los comerciantes de alimentos en el sector que a muchos les cuesta imaginar cómo era la plaza antes de que fueran ocupados los andenes de la vía.


We Love Villavo investigó el pasado de este icónico lugar de la ciudad que con el pasar de los años se ha convertido en el puesto de trabajo de cientos de familias en estado de vulnerabilidad.

Para la década de los 50 Villavicencio contaba con pocos barrios, en comparación a los que actualmente comprende la ciudad. En la zona céntrica se encontraba el gran Hotel Meta, aún existía la plaza de mercado del barrio Villa Julia y el sector de San Isidro estaba una plaza de toros, que era utilizada durante las festividades.

“Para las ferias de Villavicencio montaban la plaza de toros y se hacían lo que se conoce como las corralejas”, explicó Camilo Humberto Caballero, historiador de Villavicencio.

Allí se daban cita las personas que dominaban el arte de torear, y ofrecían un espectáculo que era aclamado por quienes llegaban atraídos por los calculados movimientos, parecidos a una danza entre el torero y el animal.

“En esa época al llanero le gustaba mucho el toreo, a pesar de que practicarlo era un riesgo alto. Gustaba porque estaba relacionado con el ganado y el coleo como deporte no existía, nació mucho después”, mencionó Camilo Caballero.

La plaza de toros era un recinto descubierto, cerrado y circular, hecho con tablas de madera. Con el tiempo la ciudad fue creciendo y en medio del desarrollo los encuentros con los toros fueron desapareciendo para dar lugar a la plaza de mercado de alimentos.


En el 2002 la Alcaldía de Villavicencio propuso acabar con la plaza San Isidro

y ordenaron la reubicación de la plaza, para recuperar el espacio público y la calle donde reinaba el desorden y las condiciones antihigiénicas.


En el 2016, fue el lugar de acopio para habitantes de calle, por lo que se convirtió en una fuente de inseguridad y consumo de estupefacientes. Debido a los conflictos urbanos que se presentaron, los comerciantes exigieron que fuera recuperado el espacio y en articulación con la administración y la Policía intervinieron el predio.


Con el tiempo volvieron los verduleros al barrio San Isidro y hasta el día de hoy continúan ofreciendo variedad de alimentos en puestos hechos con tejas, lona y madera.


Créditos: Archivo Fotográfico de la Orinoquia- FAFO 


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