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Fallece el papa Francisco: el primer latinoamericano en liderar la Iglesia católica

  • Foto del escritor: We Love Villavo
    We Love Villavo
  • 21 abr
  • 3 Min. de lectura
“Renovemos nuestra esperanza y nuestra confianza en los demás, incluso en quienes son diferentes a nosotros o vienen de tierras lejanas, trayendo costumbres, formas de vida e ideas desconocidas. Porque todos somos hijos de Dios.”

Estas fueron las últimas palabras que dejó el papa Francisco en su mensaje de Pascua este Domingo de Resurrección. Fueron leídas por un clérigo asistente desde el balcón de la Basílica de San Pedro, mientras él observaba con serenidad. Menos de 24 horas después, el Vaticano confirmaba su fallecimiento en Roma a los 88 años.

A las 7:35 a.m. (hora local), el camarlengo del Papa, el cardenal Kevin Farrell, anunció: “El Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Dedicó toda su vida al servicio del Señor y de su Iglesia”. Un comunicado breve, cargado de emoción y gratitud. Poco después, se informó que el Papa había muerto a causa de un ictus cerebral y un colapso cardiovascular irreversible.


Jorge Mario Bergoglio, el primer Papa latinoamericano, jesuita y nacido en el hemisferio sur, fue elegido en marzo de 2013 tras la renuncia de Benedicto XVI. Su pontificado marcó una nueva era para la Iglesia católica, caracterizada por la austeridad, el diálogo interreligioso y un firme compromiso con los más pobres.

Un último adiós entre multitudes


El Papa pasó sus últimos días con una salud frágil, tras haber sido hospitalizado por una neumonía. A pesar de ello, participó en el Jueves Santo visitando la prisión de Regina Coeli, aunque se ausentó de los servicios del Viernes y Sábado Santo. En la Pascua, se presentó ante más de 50.000 fieles en silla de ruedas, con una mirada serena y un último mensaje de paz.

“No puede haber paz sin libertad religiosa, libertad de pensamiento, libertad de expresión y respeto a las opiniones de los demás”, proclamó su asistente, bajo su atenta mirada. Luego, con voz tenue, el Papa pronunció sus últimas palabras públicas: “Queridos hermanos y hermanas, ¡Felices Pascuas!”

Un funeral sencillo, como su vida


En línea con su estilo austero, Francisco pidió no ser expuesto en un catafalco en la Basílica de San Pedro, sino que su cuerpo repose dentro de su ataúd en la capilla de la residencia de Santa Marta. También pidió ser enterrado en un simple ataúd de madera y no en la tradicional cripta papal, sino en la Basílica de Santa María la Mayor.


El Vaticano informó que este miércoles su cuerpo será trasladado a San Pedro para que los fieles puedan despedirse. El funeral, que se realizará entre el cuarto y sexto día tras su fallecimiento, será presidido por el camarlengo Kevin Farrell, quien también dirigirá la transición al próximo pontífice.

Líder mundial, voz de los humildes


La noticia generó conmoción a nivel global. Líderes como Emmanuel Macron, Pedro Sánchez, Claudia Sheinbaum, el rey Carlos III y el presidente Javier Milei, expresaron sus condolencias, destacando el legado de humildad, justicia social y servicio de Francisco.


El Papa argentino fue una figura clave en la diplomacia global: impulsó el diálogo entre EE.UU. y Cuba, defendió los derechos de los migrantes, abogó por la inclusión social y llamó la atención sobre la crisis climática y la desigualdad.

Pero su pontificado también enfrentó críticas: su postura ambivalente frente a utemas como la homosexualidad, la eutanasia o el aborto, y su gestión de los casos de abusos dentro de la Iglesia, generaron debate dentro y fuera del Vaticano.


Un legado que trasciende fronteras


A pesar de las controversias, su compromiso con una Iglesia “pobre y para los pobres”, su sencillez al elegir vivir en la residencia de Santa Marta, y su capacidad de diálogo lo convirtieron en un líder cercano y profundamente humano.


Su partida, justo después de celebrar la Pascua, marca el fin de una era. Francisco será recordado como un Papa que, hasta el último día, dio aliento y esperanza a los suyos. Como un pastor que no temió ensuciarse los pies por caminar con los más olvidados.

 
 
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