El cacao del Meta, un tesoro llanero que conquista paladares en Alemania, Bélgica e Italia
- We Love Villavo
- 25 jun
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En lo profundo del corazón del llano colombiano, donde la tierra es fértil y el trabajo es tradición, crece un cacao que ya no solo endulza las mesas de las familias metenses, sino que ha comenzado a deleitar a exigentes consumidores de Alemania, Bélgica, Italia y otros rincones del mundo. Se trata del cacao producido por campesinos del Meta, quienes hacen parte del programa Agroemprende Cacao, una alianza que une a Ecopetrol, el Gobierno de Canadá y la organización Socodevi, con el objetivo de transformar vidas rurales a través del campo.
Desde 2023, estos productores han exportado más de 12 toneladas de cacao, abriendo paso con esfuerzo y calidad en el competitivo mercado internacional. Y lo más emocionante es que este solo parece ser el comienzo. Recientemente, llegaron al Meta empresarios chocolateros de Francia, Ecuador y Colombia, interesados en establecer lazos comerciales con las comunidades rurales que han aprendido a cultivar cacao con técnicas sostenibles, trazabilidad y altos estándares de inocuidad.
“Hemos recorrido el mundo buscando cacao de calidad, ¡y lo encontramos aquí! El nivel de desarrollo es simplemente excepcional”, expresó uno de los visitantes internacionales al recorrer las fincas y centros de beneficio construidos en la región.
Este reconocimiento no es casual. Agroemprende Cacao ha fortalecido la cadena productiva del cacao con formación técnica, rehabilitación de cultivos, centros de acopio y una apuesta por la comercialización justa. Entre 2020 y 2024, se han logrado más de 2.000 toneladas comercializadas, generando ingresos por encima de los 22.000 millones de pesos, beneficiando a cientos de familias campesinas que hoy ven cómo el fruto de sus manos cruza océanos.
El cacao metense no solo se vende, se cuenta y se saborea. Está siendo analizado en laboratorios sensoriales con la intención de seguir ganando espacio en mercados como Asia, la Unión Europea y Estados Unidos, que valoran los productos diferenciados, sostenibles y con historia.
Lo que hace especial a este cacao no es únicamente su sabor fino, floral o afrutado, sino todo lo que representa: la constancia de las familias rurales, el apoyo entre comunidades, el trabajo silencioso que empieza al amanecer y termina al anochecer, y el compromiso de entidades públicas y privadas que decidieron creer en el campo como motor de desarrollo.
Así, el cacao del Meta se posiciona como un embajador del llano en el mundo. Y detrás de cada grano exportado hay una historia de transformación, de orgullo y de esperanza sembrada en tierra llanera.