El avión que puede cargar 150 toneladas estará en Villavicencio
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- 28 oct
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Este fin de semana el Aeropuerto Internacional Ernesto Cortissoz, en Barranquilla, registró la llegada del gigante de la carga aérea Antonov AN‑124 Ruslan, una de las aeronaves de transporte más grandes en operación mundialmente. Con una capacidad teórica que puede alcanzar hasta 150 toneladas de carga, el AN-124 se posiciona como pieza clave en operaciones de logística de gran escala.
La aeronave aterrizó en Barranquilla como parte de un contrato entre Ecopetrol —la empresa estatal colombiana de petróleo— y los proveedores de logística, con destino final al departamento del Meta, concretamente hacia la base militar de Base Aérea de Apiay, lo cual marca un paso significativo en la operación de carga pesada aérea en el país. De acuerdo con fuentes recientes, el objetivo del traslado es movilizar equipos extradimensionados que apoyarán la operación extractiva y energética en la región.
El AN-124 no es un carguero cualquiera: su diseño permite maniobras especiales, como el “arrodillamiento” del fuselaje para facilitar la carga y descarga a través de su enorme puerta frontal abatible y otra posterior, además de disponer de grúas integradas para manejar mercancías de gran volumen y peso.
Para la región del Meta y su capital, Villavicencio, esta operación tiene múltiples implicaciones: evidencia que la zona está siendo considerada para proyectos de infraestructura y logística de alta envergadura; genera visibilidad para la cadena de transporte y abre opciones para negocios y servicios que antes quizá no se contemplaban por falta de conectividad o escala. Al mismo tiempo, plantea retos que requieren atención: las instalaciones aeroportuarias, el acceso vial y la coordinación logística deben estar a la altura de una operación de esta magnitud.
La presencia del AN-124 en Colombia, y su uso específico para el Meta, debe seguirse de cerca: se espera confirmar los detalles exactos de la carga, conocer la ruta terrestre desde la base aérea hacia su destino final, y evaluar los efectos indirectos en empleo, empresas de servicios logísticos, y en la economía regional. En resumen, este aterrizaje es mucho más que un hito aeronáutico: es una señal de que el Meta podría estar asumiendo un rol más activo en la logística nacional de cargas especiales.


























