Carlos Castro y Margarita Garzón, referentes del compromiso social en Villavicencio
Han pasado 25 años desde que Carlos Alberto Castro Betancourt y su esposa, Margarita Garzón Gutiérrez, iniciaron una admirable labor social, que los ha convertido en referentes de la solidaridad en la ciudad de Villavicencio.
Como una especie de diezmo inició ese incondicional apoyo alimentario de los habitantes de calle del barrio Santa Fe. Así lo recuerda Carlos Castro, quien es oriundo de Cubarral (Meta), pero que desde hace 40 años llegó a la puerta llano y se radicó a vivir en este sector de la ciudad que ha sido estigmatizado, por las diferentes actividades ilícitas que se realizan en sus calles.
“Iniciamos con mi esposa con una chocolatada que realizamos en el barrio Santa Fe, donde vivimos. Lo hicimos como una forma de agradecer a Dios por sus bendiciones por medio de una actividad desinteresada y que beneficiará a quienes más lo necesitaban”, le dice a We Love Villavo el líder social.
Luego de la primera chocolatada llegaron otras tres, en menos de dos semanas ya estaban preparando un sancocho comunitario y ahora todos los días el habitante de calle puede encontrar un plato de comida en el hogar de Carlos y Margarita. Además, hasta tres veces por semana preparan de manera masiva diferentes alimentos para repartir entre los habitantes del sector y calmar el hambre de muchos que no poseen los recursos para algo tan vital como lo es la comida.
“Esto es un fogón grande y créame que siempre la contribución es aún mayor, entonces uno cómo no va a agradecer si es dinero muy bien invertido, lo que no hacemos nosotros hoy en día. El que le colaboren a uno y que le brinden un plato de comida no lo hace cualquier persona”, dijo Diana Marleidy Consuegra, habitante de calle.
La labor de esta familia no solo se limita a la provisión de alimento, también realizan actividades de prevención de consumo de sustancia psicoactivas, acompañamiento al habitante de calle que desee rehabilitarse, así como mejoramientos de vivienda y atención integral al adulto mayor.
“Hemos colocado 20 habitantes de calle en fundaciones, de esos 20 hay 14 totalmente recuperados en todo el país”, dijo con orgullo Carlos Castro.
En el 2015 desarrollaron una iniciativa que lleva por nombre Los Garzones de la Comuna 3, con el que le han apostado a la formación musical llanera como actividad que promueve la disciplina y el disfrute sano del tiempo libre en los en los niños, niñas y jóvenes. Antes de la pandemia 80 menores se beneficiaban con las clases, hoy en día se están retomando los talleres, pero enfocados en la promoción artística y creativa con manualidades.
Para la pareja de esposos la mayor satisfacción es ver la sonrisa sincera de quienes recibieron su amor. Por eso también han realizado gestión social en los barrios que año tras año se ven afectados por la ola invernal.
“Yo me identifico mucho con la frase de la madre Teresa de Calcuta que decía “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”. La alegría de poder servirle a otro, la satisfacción de ver la risa de un niño, las bendiciones de un habitante de calle, porque nos hemos convertidos en los papás de ellos”, explicó el metense.